A las 9:00 de la mañana ya estamos preparados en Durro, a más de 1.300 m de altura. Cruzamos todo el pueblo y nos dirigimos hacia la ermita de San Quirc, a la que llegamos en menos de 20 min. La próxima hora y media siguiente seguiremos por la pista, cosa que agradecemos pues la subida es más suave, vamos por sombra y lo más importante, podemos caminar y hablar a la vez.
Pero llega el momento de abandonar la pista y tirar para arriba en busca de un collado. A partir de ahora silencio, solo se oye nuestra respiración, hemos dejado de hablar y ahora cada uno intenta buscar su ritmo y subir sin parar. Desde el collado, se acabó la sombra pero por suerte entre las nubes y un poco de viento que sopla por la loma de la montaña vamos subiendo y subiendo hasta que llegamos a la cima del Corroncó (2538 m). Descansamos, pero poco, entre el viento y las nubes casi que hace frio, así que decidimos bajar a comer al Estany de Durro que hemos descubierto desde la cima.
Comemos y arrancamos pues aún falta una buena bajada, desde que abandonamos la pista, ya hace unas horas, no hemos vista más que un intermitente sendero, ninguna marca, ninguna senda medianamente seguible. Así que la tónica de bajada va a ser la misma, bajar por donde mejor se pueda aprovechando los suaves pastos que llenan el paisaje.
Y baja que te baja, se llega a Durro, desde el mismo parking se ve el Corroncó, que paisaje tan verde, casi que hace daño de verde que es, pero a pesar de lo bonito que está, no hemos visto a nadie, ni senda ni ná.
