Cómo ya viene siendo habitual en las últimas salidas de senderismo, hemos aprovechado una festividad local, que en esta ocasión nos ha conducido hasta la Feria de San Medardo en Benabarre, con el fin de realizar una ruta senderista para disfrutar de la naturaleza y porque no, también de su festividad local.
Nos hemos reunido a eso de las 09:00 h en la bonita ermita de San Medardo de Benabarre un total de 22 personas para desafiar una jornada que según todos los pronósticos amenazaba con agua, no se ha dado el caso, aunque tampoco nos hubiera importado demasiado recibir alguna que otra gota.
Partimos desde la propia ermita siguiendo el camino de El Coll, a su vez señalizado cómo GR-18 y tras encontrarnos con las ruinas del Convento de Linares, tomamos desvío a la derecha. Siguiendo las señalizaciones del PR-HU 131, vamos ascendiendo y atravesando campos de cultivo y alguna que otra granja, además de pedregosos pastos dónde nos encontramos con algún pequeño rebaño de ovejas que tranquilamente descansan a la sombra de las carrascas. A medida que vamos tomando altura, las vistas paisajísticas se van ampliando, pudiendo apreciar a lo lejos el imponente macizo del Turbón, Cotiella, Brocoló o el siempre espectacular entorno de la sierra de Sis.
Tras atravesar el poblado ecológico El Aguilar, llegamos sin apenas darnos cuenta al espectacular mirador de la Mellera, que a 1110 m de altitud nos ofrece unas vistas impresionantes desde dónde podemos contemplar buena parte del territorio de la Ribagorza entre los valles de los ríos Isábena y Noguera Ribagorzana. Aquí se encuentran los restos de una fortaleza que existió en el siglo XI, perteneciente a Ramiro I y de la cual poco se sabe, salvo que junto con el castillo de Laguarres compartieron las labores de vigilancia y defensivas de la sierra. Prácticamente no queda nada de lo que en otros tiempos fue, aunque se puede apreciar claramente la ubicación estratégica del recinto, rodeado por un foso excavado en roca y los verticales escarpes dónde todavía puede apreciarse un pequeño trozo de pared erigida sobre el abismo, a modo de testigo de lo que en su tiempo llegó a ser.
Tras un breve espacio de tiempo dedicado a la contemplación del territorio, emprendemos el descenso por una bonita senda, que nos conduce por el interior de un pequeño bosquejo de pino y carrasca y que nos lleva hasta un reconfortante azud en el barranco del Catró, lugar dónde antaño existió la toma de agua para la vecina población de Benabarre.
Finalmente, y tras varias horas de excursión llegamos al punto de partida, dónde pudimos disfrutar y contemplar el fabuloso entorno del parque y la magnifica ermita de San Medardo, momento que también aprovechamos para encender la barbacoa existente y hacer la brasa dónde cocinar las viandas que tan gustosamente pudimos degustar. Solamente quedaba rendir homenaje a San Medardo, acercándonos al recinto ferial para ver la exposición de artesanía local y poner el broche final a una excursión que por su proximidad vale la pena realizar.






