Regreso al Aneto


Llevábamos tres años ausentes del Aneto, la pandemia condiciono nuestras vidas durante dos largos años, la temporada pasada optamos por escalar la Maladeta Oriental y solo pudimos contemplar al Rey de los Pirineos en la distancia. Este año 2022, había ganas de retomar nuestra ascensión clásica con la que abrimos la puerta al verano, y 22 montañeros del Club Litera nos juntamos en el refugio de La Renclusa para acometer su ascensión. Sin lugar a duda la gran protagonista de estos días, ha sido la agobiante ola de calor que nos ha atormentado día y noche y que también ha dejado su huella en la montaña, que se muestra desnuda y nos regala una ascensión áspera y penosa, mientras transitamos por la inacabable pedrera que conduce al Portillón superior. Ha llegado el momento de fotografiar uno de los lugares más hermosos de nuestra tierra, el glaciar del Aneto que extiende su lengua de nieve hasta la cima del gigante de los Pirineos, pero que este año muestra claramente que está herido de muerte, y se derrite sin remedio bajo la influencia de una meteorología cada vez más adversa y radical.  

Transitamos como penitentes, dando saltos sobre los enormes bloques de granito y padeciendo el chirriar de nuestros crampones arañando las rocas (decidimos no quitarlos para no perder mucho tiempo pues la meteo no pintaba muy bien y éramos un grupo muy grande), hasta por fin conseguir salir de aquel laberinto, y volver a clavar nuestras botas en la nieve por debajo del pico Maldito. El tramo que nos separaba del collado de Coronas, fue el más triste de toda la jornada, nuestros crampones rascaban y herían el hielo milenario, que se desangraba sin remedio, desprotegido ya de la nieve invernal que este año se ha ido de manera tan prematura. Desde el collado de Coronas, el empinado “revienta chulos”, también tiene tramos en que la roca asoma por encima de la nieve, y complica un poco la ascensión aunque eso no supuso ninguna complicación para los experimentados montañeros del Club Litera. Reunidos en la ante cima, nos despojamos de los crampones y del peso innecesario y nos fuimos a hacer cola en el paso de Mahoma, donde tuvimos que esperar a la típica cordada de franceses que tenían montado un tapón del quince en mitad de la cresta. Una vez que este grupo abandono la cresta, el trafico fue fluido y los 22 integrantes del grupo conseguimos pasar al lado de la cruz y coronar el gigante de los Pirineos.

Las fotos de rigor y rápidamente volvimos a cruzar la cresta, agarrándonos fuerte a las rocas para contra restar las fuertes ráfagas de viento que nos azotaban, nuevamente en la ante cima nos equipamos para bajar con seguridad por la neveros y comenzamos el descenso variando el itinerario. Desde arriba contemplamos un marcada huella que se dirige hacia el ibon del Salterillo, y que ya sabíamos de otros años que resultaba mucho más cómoda para el descenso. Disfrutando del paisaje del valle de Barrancs y el plan de Aigallut, llegamos hasta la senda por la que subiremos al collado de la Renclusa, para continuar al refugio donde recogimos y continuamos hasta la Besurta para finalizar la actividad.