Tras un invierno algo extraño en lo que a meteorología se refiere, en esta ocasión decidimos hacer raquetas de nieve. Solo faltaba decidir el lugar a elegir, pues el calor de estas ultimas semanas nos lo estaba poniendo algo difícil. Finalmente optamos por asegurar la jornada de nieve, cruzando el túnel de Bielsa para visitar las montañas al otro lado de los Pirineos. Partimos desde Binefar a las 07:30 h un total de 16 excursionistas, tras una pequeña parada en la localidad de Parzán para tomar un café y alquilar unas raquetas de nieve para los mas peques, por fin llegamos al parking al pie de las pistas de esquí de Piau Engaly.
El día aunque algo frío promete, pues desde primera hora el sol asoma tímidamente de vez en cuando para iluminar las majestuosas cumbres que desde el valle se pueden divisar. La cara norte del Pirineo esconde grandes tesoros y sin duda el Lac de Badet con sus impresionantes cumbres, es uno de ellos.
Nuestro objetivo en esta ocasión es precisamente el Lac de Badet, aunque no es el mejor momento del año para poderlo contemplar, pues debido al hielo y la nieve que lo cubren, puede pasar totalmente inadvertido. Se encuentra a 2.084 m de altitud y
esta enclavado dentro de los limites del Parc National des Pyrénées. A lo largo del recorrido podremos ir girando la cabeza para contemplar las montañas que vigilan el valle de Badet, muchas de ellas sobrepasando los 3.000 m de altitud. Tras un par de
horas aproximadamente de suave “raqueteo”, llegamos al lago donde descansamos un rato y aprovechamos para comer algo y deslizarnos por las suaves pendientes nevadas del lago, con un trineo que portábamos y que dicho sea de paso volvió sano y salvo a Binéfar pero de milagro.
De vuelta al punto de partida por el mismo recorrido, la nieve ha cambiado totalmente de aspecto convirtiéndose en una especie de granizado y sin apenas darnos cuenta estamos de nuevo en los coches para iniciar el retorno de vuelta a casa. Una vez cambiados con ropa cómoda y en los vehículos, paramos a comer algo en el merendero al aire libre del área de Parzán y continuar el descenso por la sinuosa carretera hasta Binéfar, donde nos despedimos de los compañeros y como suelo decir siempre “cada mochuelo a su olivo”.