Da pereza despedir al verano, alejarse de los largos días en los que ligeros de equipaje recorremos asiduamente las montañas. Pero sentir el tacto suave e inestable de la nieve bajo nuestras botas, renueva sensaciones que ya casi teníamos olvidadas. La montaña invernal se despereza y nos abre un nuevo abanico de actividades. Empieza a ser hora de afilar los piolets y crampones, la nieve ha vuelto a la montaña.
El pasado sábado 6 de noviembre amaneció frio y ventoso pero despejado, tras la borrasca de días anteriores el manto blanco cubría las cumbres pirenaicas y aconsejaba cargar las mochilas con todos los aperos invernales.
La senda de las minas de Liena , da poca tregua al caminante y pronto nos hizo entrar en calor, generosa en el esfuerzo también lo es en el paisaje y compensa sobradamente con las panorámicas, que nos regala. Primero sobre el macizo de La Munia y Robiñera, después según giramos hacia el este, Punta Suelza. Para más arriba cuando ganamos el collado entre La Mota y Liena encontrarnos de frente con el valle de Pineta culminado por el macizo de Monte Perdido.
En el trayecto de subida, también observamos los vestigios del pasado minero de estas montañas, que aparte de acumular chatarra, nos recuerdan lo difícil de la supervivencia en siglos pasados. Quizás nos haga valorar un poco más lo que tenemos ahora. Aprovechamos las ruinas de las antiguas minas para protegernos del fuerte viento y hacer un breve descanso antes de atacar la parte final de la ascensión.
Desde muy abajo hemos encontrado nieve en la senda, pero la capa es pequeña y no supone mucho esfuerzo abrir huella, por lo que ascendemos con comodidad hasta que nos acercamos a la arista cimera, donde el viento nos empuja con violencia intentando alejarnos de la cumbre, pero a obstinados no nos gana y nos plantamos sobre los 2604 metros del Pico Liena.
Las manos se quedan congeladas con cada foto que hacemos, pero no nos podemos resistir a inmortalizar la fabulosa panorámica que nos rodea, con un cielo transparente que nos obsequia una cordillera infinita.
Desde Liena continuamos hasta la cercana Punta Ruego de 2589 mts, manteniendo el pulso al fortísimo viento, para luego retroceder hacia la Mota de 2579 mts, que también ascenderemos. En esta cima las condiciones mejoran y nos permite relajarnos un poco antes de emprender el descenso hacia el Hospital de Parzan donde terminara la actividad.