Los montañeros sabemos bien que las bajadas son el momento más peligroso de una actividad. La euforia de la cima y el cansancio suelen provocar una relajación que en muchas ocasiones termina en accidente. Poco a poco vamos viendo la luz al final del túnel de la pandemia y podemos abandonar la soledad en la que hemos vivido este último año, pero no debemos relajarnos y dejar que la euforia malogre el éxito de nuestro esfuerzo.
El pasado domingo, la sección de montaña del Club Litera retomaba su actividad programando la ascensión al pico Marioules en el valle de Pinarra, junto a la frontera francesa. Una vez más, la mala meteorología fue protagonista y nos obligó a tirar de plan B, siempre hay que ser prudentes pero está claro que en esta situación mucho más, y llegando a l’Ainsa nos desviamos hacia el monasterio de San Vitorian. La Peña Montañesa es una apuesta segura y ya desnuda de nieve nos regaló una grandísima jornada, en la que sobre los maravillosos paisajes del valle del Cinca, sobrevolaba la inmensa alegría del reencuentro de los montañeros del Club Litera.
Ya en la cima el viento azotaba con fuerza la cara norte del Picon d`o Libro, pero no molestaba a los montañeros literanos, que descansando cómodamente, celebraban no haberse aventurado en la ventisca que se aferraba sobre los valles del norte pirenaico. Tras la bajada llegaron las despedidas y los deseos de un rápido reencuentro, y que esta nueva normalidad, cada vez se parezca más a la que ya conocíamos.