Senderismo en Graus – Portaspana por la senda de las forcas


Ya ha llovido y mucho desde la última salida de senderismo que el CLM organiza con periodicidad mensual y es que este último año la COVID-19 nos ha retenido mucho más de lo que nunca hubiésemos podido imaginar.

La jornada promete buen tiempo y ganas de mover las caderas tampoco nos faltan a los 17 participantes que nos hemos dado cita a las 08:00 h de la mañana en el lugar de salida habitual.

En esta ocasión nos hemos desplazado hasta Graus para realizar una bonita excursión que partiendo desde el puente de abajo, construcción romana que data del siglo XII y posteriormente reformado en el siglo XVI nos conduce por la cara oeste de la población a través de una bonita senda no exenta de pasos algo expuestos pero muy bien resueltos con sirgas y alguna que otra grapa para podernos asegurar y poder pasar sin dificultad, haciendo más interesante si cabe este vertiginoso ascenso hasta el mirador de las Forcas, desde donde se pueden contemplar maravillosas vistas a la villa de Graus, a la Basílica de la Peña y a una pequeña porción de nuestro pirineo más cercano. Tras el pertinente avituallamiento, continuamos ascendiendo hasta una zona de antenas de telecomunicaciones y desde allí continuamos la pista con un constante sube y baja que nos conduce hasta un desvío para tomar un sendero de bajada que nos llevará hasta la ermita de San Bartolomé.

El camino prosigue bien marcado por la linde de un pinar de repoblación y empalma con una trocha en una encrucijada señalizada. Aquí se puede retornar a Graus gracias a un enlace que lleva a la pista del GR-1, pero nuestra idea es seguir hacia Portaspana a fin de alargar la ruta y hacerla circular. Pronto se empalma con una pista que tomaremos en subida, hasta ver una baliza y las pinturas del PR en colores blanco y amarillo, que nos señalan el desvío a mano derecha. En adelante habrá que estar atento a las marcas de pintura e hitos que señalizan el camino. Se atraviesan barrancos y pistas por una traza revirada que habremos de rastrear en ocasiones. Este tramo de continuos repechos y bajadas finaliza cuando se empalma con la pista del GR1. Basta andar unos cuantos metros por la senda para dar con un nuevo desvío del PR, atajo que permite abandonar la pista e internarse por una ladera aterrazada de pinos. Luego saldremos otra vez al
carril del GR-1, en una encrucijada donde sale el camino de vuelta a Graus por la orilla del Isábena. Falta el repecho definitivo que nos deja junto a la iglesia de Portaspana.

La iglesia de origen románico nos da la bienvenida al pueblo en ruinas. Se puede curiosear un rato por dentro del templo, y rodear el cerro que se levanta encima para alcanzar su altozano. En la meseta cimera hay dos círculos concéntricos de cipreses rodeando el espacio, con fines que admiten diversa interpretación, aunque quizás se deba tan sólo a un capricho ornamental.

Dejando de lado las elucubraciones esotéricas del cerro de Portaspana y después de dar cuenta de la intendencia que cada uno porta en sus mochilas, hay que iniciar el camino de regreso a los coches. Para ello tomamos nuevamente el carril del GR-1 por donde ascendimos anteriormente hasta encontrarnos un desvío perfectamente señalizado que nos conducirá a través de una senda que discurre junto a la margen izquierda del río. El matorral de ribera invade en ocasiones la traza del camino, sin impedir el avance que
tampoco obstaculiza el tronco caído de algún árbol. Sin apenas darnos cuenta alcanzamos la pasarela del río Isábena, donde nos detenemos unos instantes para aprovechar los rayos resplandecientes del sol y las frías aguas del Isábena para tratar de reponer parte de la vitamina-D perdida durante tantos meses de confinamiento. Solo nos queda volver unos cuantos metros sobre nuestros pasos para proseguir por el GR-1 hasta el punto de origen en el puente de abajo y dar por terminada esta agradable jornada de senderismo.