Curso de alpinismo nivel I: aprendices de alpinistas


La sección de montañismo del Club Litera Montaña ha empezado el año con fuerza: el pasado fin de semana, un grupo de casi veinte personas realizó el curso de alpinismo de nivel I que el Club literano lleva ofreciendo desde hace varios años en su afán de difundir este deporte y fomentar la seguridad en la montaña.

Procedentes de Valencia, Castellón, Zaragoza, Monzón, Tamarite de Litera y, por supuesto, Binéfar, los participantes empezaron el curso con una clase teórica sobre material técnico y nivología. La teoría de las tres capas, los tipos de avalanchas o los diferentes tipos de nieve: los aprendices de alpinistas se llevaron en la mochila nuevos conceptos para practicar durante el fin de semana.

Con un tiempo espléndido y nieve recién caída, la primera jornada práctica del curso no podía empezar mejor. En el Ampriu, en el valle de Benasque, los montañeros practicaron diversas maneras de detenerse en caso de caída, con y sin piolet (la llamada “autodetención”). Después de tragar algo de nieve y de protagonizar caídas dignas de un programa humorístico, los profesores del curso pasaron a explicar distintas formas de asegurar a un compañero o compañera en montaña. Con una simple cuerda, pasos difíciles se podían convertir en sencillas maniobras realizadas con seguridad.

En la segunda mitad de esta primera jornada, los montañeros del Club Litera se instalaron en la Escuela de Montaña de Benasque para aprender sobre el funcionamiento y los usos de los dispositivos ARVA (Appareil de Recherche de Victimes d’Avalanche, por sus siglas francesas). Con la teoría en mente, los cursillistas practicaron con ARVAs analógicos y digitales en el exterior de la escuela. Para terminar este día intenso, practicaron varios tipos de nudos en el rocódromo de la Escuela de Montaña de Benasque.

La guinda de esta primera actividad montañista de 2019 fue la ascensión del domingo. Con las ganas de practicar lo aprendido y los crampones puestos, los futuros alpinistas salieron hacia el Pico Pasolobino (2.783 m). Aunque la borrasca que llegaba del Atlántico complicó la ascensión, impidiendo hacer cima, los participantes en el cursillo volvieron a sus casas con la satisfacción de saber manejarse mejor en la montaña y las pilas cargadas para afrontar la nueva semana.

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