¿Qué montañero no ha pensado, cuando suena el despertador a las cinco de la mañana: “pero quién me mandaría a mí apuntarme a esto”?
La sección de montañismo del Club Litera salió el domingo a las 6 de la mañana en dirección al parque natural de Ordesa y Monte Perdido. ¿El objetivo? El pico Bernatuara, de 2.516 metros de altitud.
Tras la parada técnica para darle algo de cafeína a nuestros cuerpos, partimos en dirección hacia el refugio de Bujaruelo, donde iniciaríamos la ascensión. Y nos pusimos en marcha: antes de las 9 cruzábamos el puente de piedra sobre el río Ara y en cosa de una hora nos recibía el refugio de la Plana de Sandaruelo. Algún sarrio nos vigilaba desde las alturas. Ese domingo, éramos los únicos visitantes del valle.
Aproximadamente a mitad de la ascensión, paramos a ponernos los crampones y empezar a disfrutar de pisar la poca nieve que sobrevive en las cotas más altas. Disfrutando del día despejado, acordándonos de la niebla que dejábamos atrás en Binéfar, ascendimos pasando algo de calor hasta la cumbre del Bernatuara. Desde nuestro privilegiado mirador jugamos a identificar montañas: los Gabietos, el Taillon, el gran macizo del Vignemale…
Ya descansados, después de unos villancicos de altura, iniciamos el descenso en dirección al ibón de Bernatuara, completamente congelado. Pasamos junto a la placa de la UNESCO que conmemora la tradición transhumante del Collado de la Bernatuara y, en una bajada cómoda y bastante rápida, regresamos a nuestros coches.
Es harto probable que a la quincena de motivados que quisimos terminar el 2018 participando en una salida de iniciación al alpinismo invernal también nos diera pereza despertarnos a las 5. ¡Pero todos sabéis que este 2019 nos veremos en monte!