Una vez más la “Méteo” nos lo pone difícil, la típica borrasca del fin de semana hace su aparición amenazando con boicotear la actividad de senderismo que el Club Litera Montaña había programado para este domingo 29 de abril. Las tormentas de la noche del sábado quitaron el sueño, pero no las ganas de caminar a una pequeña legión de senderistas, que desafiando las abultadas nubes que poblaban el cielo de Binéfar, partimos hacia Piracés en la Hoya de Huesca. Una escueta carretera local se abre paso entre verdes campos de cereal, y nos acerca hasta la ermita románica de la Virgen de la Corona, situada sobre un cerro con amplias vistas hacia la Hoya de Huesca y la llanura de los Monegros. Junto a esta ermita construida en el siglo X, comienza nuestro recorrido por la historia, nuestras piernas se convierten en máquinas del tiempo y nos devuelven al siglo XXI, acercándonos hasta la escultura de Fernando Casás <<Arboles como Arqueología>>, en la que 8 monolitos de granito y 2 olivos centenarios contemplan los Monegros desde lo más alto del acantilado. Retrocedemos en el camino y en el tiempo y bordeando los riscos con impresionantes vistas sobre Piracés y la espectacular Piedra del Mediodía, llegamos hasta la vía romana Ilerda-Osca por la que bajaremos al fondo del valle. Por esta autopista de más de 2000 años, descendemos cómodamente y dejamos volar nuestra imaginación, sintiéndonos legionarios a la conquista de Hispania, vigilados por águilas imperiales petrificadas. Llegados a Piracés, cruzamos por la calle del medio junto a la iglesia del siglo XVI, en busca de la Piedra del Mediodía, sobre la que aún se aprecian los restos de una fortificación árabe del siglo IX. Una escalinata tallada en la piedra, nos permite acceder a lo más alto de esta formación singular, esculpida por la naturaleza y permanentemente azotada por el viento, sobre la que nos convertimos en vigilantes de un amplísimo horizonte, en el que nuestro único enemigo son las tormentas que durante todo el día nos acechan. Descendemos por empinadas calles, para cruzar el mar verde que forman los sembrados de cereal, en busca de las Piedras Fecundantes, una curiosa cueva tallada en la roca arenisca y a la que la leyenda atribuye poderes relacionados con la fertilidad. Por una angosta abertura, penetramos uno a uno hasta el interior de la cavidad, donde nos juntamos los 15 miembros del club Litera, en una estancia sorprendentemente amplia. Poco a poco la roca nos va pariendo hacia el exterior y marchamos hacia el canal del Cinca, arteria “fecundante” de la comarca por donde regresaremos a Piracés. Tras abandonar la orilla del canal llegamos al pozo-fuente, otra impresionante construcción de origen musulmán en la que los diferentes pobladores de estas tierras han ido dejando su aportación artística y donde pararemos a comer y finalizará este interesante recorrido por la historia.