Para esta actividad de Montañismo se eligió el Pico de Arriel por varias razones: es una ascensión bonita, algunos le tenían ganas y es un mirador fantástico a los grandes picos de alrededor. Así pues, cinco montañeros partieron para el embalse de la Sarra para asaltar el pico a la mañana siguiente pero, como tiene que haber tiempo para todo, a su paso por Sallent de Gállego hicieron un alto en el camino para visitar el pueblo en plena efervescencia festivalera. Tras pasar la noche en la Sarra, madrugaron para evitar las tormentas de la tarde y con al alba ya enfilaban en dirección a su objetivo. En primer lugar se asciende suavemente junto al río, por un bosque hasta encontrar el desvío hacia el Pico de Arriel. A partir de ahí, la senda se empina y, atravesando un bonito hayedo, llegaron al límite de la zona boscosa. El prado dura poco y empieza la pedrera. Pronto hubieron de calzarse los crampones, un gran nevero atípico para esta época del año se interpuso en su camino. Tras superarlo ya casi estaban en el collado, prestos a afrontar el asalto final, una trepada por la cresta del Pico de Arriel. No es complicado, tan sólo tiene un paso estrecho justo antes de la cima. Cuatro horas y media después de salir de la Sarra se encontraban en el Pico de Arriel, a 2.824 m. de altura, observando a sus altivos vecinos: Midi d’Ossau, Balaitús, Gran Facha, Infiernos, Garmo Negro, Palas… Sin tiempo que perder, se dispusieron a regresar realizando el camino inverso, pero la tentación de coronar también el próximo Pequeño Arriel fue fuerte y resuelta en poco tiempo. Un rápido regreso, siendo atizados por la gotas de lluvia y los truenos, los llevó hasta el punto de partida justo antes de la descarga de un gran chaparrón que observaron a cubierto mientras reponían fuerzas con unos bocadillos. Un gran día de montaña, para repetir en la próxima salida a los Picos de los Infiernos.