Tras “reagruparnos” todos en el aparcamiento de San Julián de Banzo, comenzamos la caminata a eso de las 9:15 h. Primero debemos bajar hacía el barranco de San Martín y cruzarlo. El camino discurre por una zona de coscoja y aliagas y se agradece que esta perfectamente limpio y de buena anchura. Al llegar la divisoria del barranco de la Cobeta, giramos hacia el N y seguimos por el lomo, siempre en subida, hasta llegar a unas paredes verticales, punto donde giramos para cruzar el barranco y seguir la subida hacía las Crestas de la Cobeta, enseguida llegamos a un collado, desde donde bajaremos al barranco del Reguera del Águila, el paisaje ahora cambia y se hace más frondoso, la coscoja deja paso a las carrascas y bojes, al poco rato acaba la bajada y empieza lo bueno, una dura subida por pedreras, hay tener cuidado en no perder los mojones que nos guiaran al paso clave, la cadena que nos ayudará a pasar por una estrecha faja que es la puerta de entrada a la pala final para subir al Picón de Mediodía. Como somos 30 personas perdemos más de media hora en pasar pero al final estamos todos en la empinada ladera rumbo a la cima. En esta la vista nos descubre algunos rincones más solitarios de la Sierra de Guara. Como en la cima empieza a hacer algo de fresco decidimos comenzar la bajada, algo delicada por lo empinado del terreno y las piedras sueltas, al final casi acabamos “probando” la dureza del suelo y las “culeras” con tierra eran más que las limpias. Vamos bajando por el mismo camino de bajada hasta llegar al collado donde nos dirigimos hacía Sopilata siguiendo unos rastros de senda, ante de llegar a las paredes del pico, al pasar por una balsa-charco para los jabalís, tomamos una pronunciada bajada hacia el camino que va a Peña Amán, son unos 200 m de desnivel, el camino lo vemos desde arriba, pero entre él y nosotros solo hay aliagas y demás especies punchadas, tras unos 20 minutos de “culetazos” y de “peroaquienseleocurrebajarporaquí” conseguimos llegar al camino que nos lleva en menos de una hora hasta la base de la Peña Amán. Llegamos hasta las clavijas, el hambre aprieta y mientras unos comen otros suben o buscan un buen lugar para descansar. Llevamos muchos subes y bajas y eso se nota. La cima es espectacular, la Peña San Miguel está enfrente a escasos 200 m pero entre nosotros hay un abismo de más 400 m de desnivel y el río Flumen. Tras la comida emprendemos la bajada hacia los coches el camino es cómodo y sin paradas llegamos en una hora y media. En total 17 km y 1100 m de desnivel.