El domingo 7 de octubre, cuando todavía no había amanecido, salieron de Binéfar doce montañeros en dirección al valle de Benasque con un objetivo en mente: una ruta circular que uniría el valle de Benasque con el de Arán, visitando algunos de los lugares más bonitos de este rincón de la geografía. Abandonando los vehículos en la Besurta encararon rápidamente la primera subida del día hacia el puerto de la Picada bajo un cielo ligeramente nublado. El sendero es ancho y está bien señalizado. Una vez superados los primeros 600 metros de desnivel del día pudieron observar las montañas circundantes desde lo alto del puerto de la Picada, el punto más alto del recorrido. A continuación, un largo descenso de 1000 metros de desnivel los llevaría hasta el Pla de Artiga de Lin. Durante el descenso atravesaron una zona de prados hogar de algunas marmotas que los miraban curiosas. La zona boscosa que se atraviesa antes del llega al Pla, verde y fragosa, les demostraba que se encontraban ya en vertiente norte del pirineo. Muchos arboles comenzaban a mudar la hoja tiñéndola primero de los colores otoñales, que en las próximas semana alcanzarán su máximo. Muy próximo al Pla pudieron visitar los Uelhs de Joeu, lugar por donde surgen de nuevo a la superficie las aguas que se internan bajo tierra en el Forau de Aigualluts, el cual visitarían más tarde. Luego de un breve descanso, regresaron al valle de Benasque por el Col de Toro, un duro puerto que en algunos lugares está equipado con alguna sirga para facilitar el tránsito. Arriba repusieron fuerzas y algunos incluso tomaron un baño refrescante en los preciosos ibones de Toro. A continuación, ya con una senda muy bien marcada y en bajada, atravesaron el Plan de Aigualluts para poder observar el gran sumidero del Forau, lugar por donde las aguas procedentes del Aneto cambian el Mediterráneo por el Atlántico como su destino. Una vez de nuevo en la Besurta tomaron los vehículos y tras una breve parada en Benasque regresaron a Binéfar, cansados pero satisfechos.