El domingo amaneció perfecto para la práctica de la escalada y fueron ocho miembros del club los que reunidos en los lugares habituales emprendieron la marcha temprano hasta las cercanías de Somport. Allí disfrutaron de vías de varios grados, ideales para aprender, poner en práctica los conocimientos ya adquiridos o tan sólo para disfrutar, que muchas veces es de lo que se trata. La roca era arenisca rojiza, no demasiado agresiva con las manos, adherente y tenía buenas presas de pies y de manos. Las fantásticas vistas eran el premio para el que alcanzaba las reuniores a la vez que el suave viento mitigaba el calor del sol. Unas vías muy a tener en cuenta en la iniciación a la escalada deportiva.